Hace un año nos encontrábamos en el proceso de montaje de la exhibición Otros jardines, otra sangre de la artista Vanessa Rivero, que se inauguró el 14 de marzo de 2020, para pocos días después cerrar a causa de la pandemia. Aún se encuentra allí, cerrada.

Pensada como una reflexión sobre la vida animal a la luz de la crisis de construcción del mundo occidental, su proyecto busca indagar más allá de las estructuras modernas que demarcan la interacción entre humanos y no humanos. El resultado es un proyecto de dibujo expandido en el que mediante intervenciones gráficas, escultóricas, visuales, sonoras y de lenguaje, Vanessa construye un espacio anímico de encuentro y de tensión entre animalidades y pensamiento racional como un lenguaje propio.

Una vez inaugurada la exposición, en los meses de confinamiento que siguieron, su investigación tomó forma en un nuevo proyecto en la ciudad de Mérida, en donde ella vive y trabaja. En un terreno en la zona de Sitpach, Vanessa inició Proyecto Sitpach, en sus palabras, como “una bitácora de observación y de investigación a través del arte para pensar sobre la inteligencia animal y vegetal, la coexistencia, el respeto y la construcción de espacios.”

Visita de estudio con Vanessa Rivero

A propósito de este nuevo proyecto, de cómo el lugar es el mismo durante la pandemia pero el tiempo no, y del trabajar en y con la naturaleza, conversamos hace unos días Vanessa y yo con la artista Gerda Gruber. Gerda, quien también vive en la península de Yucatán hace varias décadas, tiene un trabajo escultórico íntimamente relacionado con el contexto y con los procesos de la naturaleza. Se interesa por lo orgánico y el orden estructural del entorno en el que vive, como una manera de entender todos los ámbitos de la sociedad. Estuvo a cargo del taller de escultura de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, y en 2001 abre la Fundación Gruber Jez en Cholul, Mérida, con la misión de enfocarse en la promoción y la educación de las artes plásticas.

Muchos de sus proyectos recientes involucran técnicas artesanales y tiempos ligados a los ciclos naturales. Tal es el caso de Campo magnético (2007-2011), una pieza realizada en una escuela secundaria de Cholul, con el objetivo de crear un espacio de sombra y de estar para los alumnos y alumnas de esa escuela.

O sus Refugios alternos (2014), que son esculturas de distintas escalas que buscan crear protección para animales, plantas y/o humanos.