Correr hacia la estatua y encontrar sólo el
grito,
querer
tocar
el grito y sólo hallar el
eco,
querer asir
el eco y
encontrar
sólo el muro
y
correr
hacia el
muro
y tocar un
espejo.
Hallar en el
espejo
la estatua
asesinada,
sacarla
de la
sangre
de su sombra,
vestirla
en un cerrar de
ojos,
acariciarla como a una
hermanaimprevista
y jugar con
las fichas de sus dedos
y
contar
a su oreja cien veces cien cien veces
hasta
oírla
decir: “estoy
muerta
de
sueño“.
El grito de la estatua [1953]
¿Con qué
sueña la estatua, en el instante previo al
grito? [rompe el silencio]
Doblando y desdoblando las esquinas de su sombra,
ella construye una escalera. [para huir]
La estatua de pie,
piedra caliza
pedestal de agua.
¿Sueñan las estatuas con
Pigmaliones eclécticos?
[huye de aquí]
Quién te despertará de tu sueño, marfileña hermana. [pero viva]
A las estatuas de marfil,
uno, y dos, y tres, así,
la que se mueva ¿puede huir?
[¡Despierta! ¡Vámonos!]
2053
“Estoy muerta de sueño”, dice la niña, pero la alerta suena:
viene un terremoto. La casa de crianza, que alguna vez fue un museo, se pone en
guardia. La chamaquiza sale amodorrada, van hasta el parque con mochilas y
cascos puestos. Luego de esperar un rato, los columpios se balancean solos y los
edificios comienzan su danza.
Pero nadie llora, pues ya no existe aquel viejo
peligro. En filas desordenadas, vuelven a sus camitas. A
soñar la noche, la calle, la escalera
que, cien años después, no se han caído.
1953
—¡AHHHHHH! —resuena
el grito
de Rosa Luz, como un trueno que reverbera de la escalera a la calle de la
construcción.
—¡Mamá! ¡Mamá! ¿Viste? —dice entusiasmada Matilda jaloneando a su
madre del delantal.
—¡Estate! ¿Qué vi? ¿Por qué grita tu hermana como degenerada?
—¡Dice la tía Toña que ya vamos a poder
votar! —interrumpe Rosa Luz emocionada.
—¿Botar qué, mija? ¿La basura? Muy bien —sonríe—, pero córrele
antes de que se vaya don Chucho. Y tú, Mati, avísale a tu papá y a tu hermano
que el café está servido.
2037
Se abre el umbral,
Perséfone
cruza el
espejo.
La
primavera
llega
con seis meses de retraso.
1953
Doblar desdoblar la esquina,
tirar las
fichas.
Soñar
los
cuerpos
pulso nocturno arrebato
oleada
de emociones.
Dejarse llevar
por el
torrente
río luminoso
que fluye entre ellos.
El displacer del miedo también se relaciona con el futuro
[2021]
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
Sacarla de la sombra de su asesino,
a tiempo.
Decir te quiero viva y generar ecos.
Porque vivas nos queremos: ¡ni una más, ni una más
ni una asesinada más!
Dejen en paz a nuestras
hermanas
imprevistas.
Correr hacia las calles y encontrar nuestros gritos
querer tocar los gritos y encontrar nuestros ecos
repetir nuestros ecos y encontrarnos con muros
derribar esos muros, liberar
nuestros sueños.
Y gritar a su oreja cien veces cien veces
hasta oírlos decir: “no me creo tu dueño”.
Hordas de inmigrantes ilegales
[2037]
Me quitarán el pan, la casa
me quitar
Cállate, no te van a quitar nada
Te va a traer rica fruta para ti
Te va a dejar unas recetas para ti
Vamos a hacernos un taco de albañil:
-chapulines
[de alfalfa regada con agua reciclada]
-frijoles instantáneos [de semillas vivas]
-queso fresco [de macadamia, de nuez de la India]
-chiles en vinagre [estos sí, a la antigua]
-tortillas de la milpa de Xochi[milco] [Xóchitl-flordecalabacita]
Vamos a hacernos un
taquito
de lunch
y a comerlo bajo el sol.
2021
En el vacío, la
luz
crea sus propios
manifiestos.
2053
Fue a la Cata de
Recuerdos
al año de la muerte de su hermano, pero no fue él quien se le apareció
vívidamente.
Antes del entremés, tembló duro y una
carcajada se expandió por el edificio: la risa de Alicia sonorizaba la
evacuación.
Ya en la plaza
del monumento, vio desplomarse la Comisión; entre los escombros, miles de
archivos de casos que seguían sin resolverse, como el de Alicia.
Su risa aún brotaba a borbotones; quería asirla, reír con ella, hablar y
hablar
hasta oírla decir:
«estoy muerta de sueño».
1978
–¿Quiobo, qué hacen?
-Aquí, acabando de trapear.
–¿No quieren ir a la inauguración de La
Chinche?
–¿Es una disco?
–¡No! Una
galería de arte
chiquitita que abrirá en un estacionamiento.
–¡A poco! ¿Está lejos?
–Del Eco, no mucho, es en la
Zona Rosa. Con el teletransportador estamos ahí en dos minutos.
–Antes, de camino unos tacos de canasta, ¿o qué?
–Bueno. ¿Pero pasamos por Hierba primero? La dejé con sus amigas
en el herpetario.
–Mientras no quiera traerse a su amiga la boa, todo bien.
2000
El profe la tira al piso y aunque Carla entiende la secuencia del
ejercicio, su cuerpo no la obedece. Corre al baño a
vomitar:
la calle la escalera el piso pegajoso del antro de Sullivan el peso asfixiante
de ese cuerpo sobre el suyo la grotesca lengua forzándose en su boca los
tentáculos intentando
desvestirla en un cerrar de ojos
el
asco
el miedo la escalera la calle la sillita de bebé mirándola desde el asiento
trasero
Carla se enjuaga la boca y se limpia las lágrimas, un corazón
avergonzado se marca en su ceño. Regresa a clase, sus compañeras la abrazan, la
escuchan, la entienden; ellas han vivido eso y saben que
una buena
cicatriz
es una que sobresale.
Arquitectura emocional
[2053]
Se derrumba un edificio y lo primero en levantarse es el polvo.
Nos muerde el miedo las entrañas, nos aquietamos, aunque quisiéramos echarnos a
correr. Nos abrazamos. Se asienta el polvo y escombramos, pasamos la escoba y el
trapeador. Ahora cimentamos la
reconstrucción.
¿Cómo serán los habitáculos futuros,
cuando hayamos tirado estas estructuras obsoletas?, ¿cuáles ecos
seguirán deambulando, fantasmales, entre estos muros?
¿Qué sentirán los visitantes-habitantes de ese tiempo aún por venir?
1953
¡Señora! Usted, ciudadana con derecho al
voto,
podrá decidir el curso de la próxima misión a Venus. Como sabe, el planeta
provee la materia prima para desarrollar el
guardarropa
inteligente con el que usted solo tendría que
correr hacia el muro y tocar un espejo
para que la VX-9 pueda
vestirla en un cerrar de ojos. Pero, sinceramente, ¿no le parece más
provechoso votar por construir un plantel de la Escuela de Comunicación
Telepática Venusina en el recién inaugurado Museo Experimental el Eco?
Donde la vida se fusiona con un ideal social
[2000]
querer asir el
eco
y encontrar sólo el
muro
y correr hacia el
muro
y tocar un espejo.
Eco: sonido-muro-agua
agua: mira-miro-espejo
espejo: imagen-alguien-reflejo
reflejo: mirada-exógena-sociedad
sociedad: pertenencia-grupo-ideal
ideal: intangible-inasible-deseo
deseo: de pertenecer-de tocar-de ser
de ser: desear-deseo-de vivir
vivir: amar-dialogar-escuchar
escuchar: el eco-del agua-sonido-contra el muro-que
lo devuelve.
2021
En la plaza, los drones dejan caer las palabras como una lluvia cálida: “Cuando se narra la guerra como una misión de amor, hemos fracasado. No podemos congelarnos como estatuas que gritan para adentro. Eso
es querer tocar el grito y
sólo hallar el eco. Necesitamos abrir la posibilidad de
restauración,
reparación,
recuperación
y
sanación.
Los otros-otros, demasiado numerosos para ser nombrados, nos confiaron
sus nombres. ¿Acaso vamos a olvidarles?”. La lluvia verdadera moja las
mascarillas. Pero no disipará la muchedumbre.
Sacarla delasangre desusombra
[1978]
Aquí se
sangra, señores
No sangre
estéril, como la de mis venas
estéril: sin bacterias / pero
esencial
sangre del endometrio que desciende – corre por lascalles delanoche
piernas de
marfil
abajo: pedestal que me sostiene.
¿Sueñan las bacterias con agujas eléctricas?
Sangre
sana
= sin bacterias
Organismo
sano
= con bacterias
v. g. la flora intestinal.
¿A qué
suena
el murmullo de mi sangre
veloz por la supercarretera de estas arterias?
¿A qué suenan, sueños bacterianos de esos organismos
que pululan fuera?
2021
«Tras dos años de trabajo, el agua se abrió paso desde dentro y
pintó sus humedades en el
muro.
Imperturbable, observada solamente por las arañas, su obra fue cambiando a
diario, transformando con sus trazos el lienzo en el recorrido», dijo Jesús al
ver la mancha en la pared. La tituló
Pandemia
e hizo una ficha técnica, pero no todos concordaron con que eso fuera una
pieza artística.
Jesús se horrorizó al saber que la destruirían. Una nueva obsesión creció en su
mente: las estéticas acuáticas.
1978
Transcripción gif 1978
Mármol,
metamorfosis
de piedra caliza.
Protolito, sedimento, esqueletos de diatomeas.
Recuento circular, cataclísmico
de la historia de la Tierra.
El cuerpo de la estatua,
epopeya de un proceso
geológico.
Las emociones moldean las superficies.
Registro fósil de las dictaduras:
el abismo, la silueta negativa.
Memoria
de una desaparición,
traer de vuelta nuestros fantasmas,
sacarles
de la sangre de su sombra.
No es
el sueño
lo que
nos mata.
1978
Carlos vio a Pancho
d e s d o b l a n d o l a e s q u i n a, aplanando el terreno como
queriendo deshacer el origami de las calles, buscando alguna sobra que comerse.
«Pinche, Pancho, serás cabrón, como si en la casa no te diéramos de tragar». El
perro favorito de la San Rafael miró a Carlos y corrió hacia él, todo orejas al
viento.
Tú eeeres mi
amigo
del alma en toda jornaaada, sonrisa y abrazo festivo a cada llegaaaada,
cantó
Carlos, mientras Pancho, de un brinco, le dio un lengüetazo.
2000
Año nuevo, tiempo
profundo.
EcOEcoeCOEcoEcOEcOeCoECo
El
grillo
que canta en el patio del
museo
va por su milésimo mil milenio.
2000
Es el año 2000. Soy un sistema que nació del colapso de otro;
puro, limpio, promesa. Juego con las fichas de sus dedos, que bailaron sobre el
teclado, intentando restaurar las deudas, las inversiones, las nóminas, las
conexiones globales. Pero es inútil. Se fueron. La hierba crece dentro y
alrededor de los muros. Dejaron sus emociones, que no son transparentes.
Todo lo inundan.
La gente se ha ido, pero en los edificios resonará el eco de las
voces del nuevo mundo, poblado sólo por
fantasmas.
2053 – ∞
Transcripción gif 2053 – ∞
Recurrencia de Poincaré,
un sistema, tras un periodo
infinito
de tiempo
puede volver a su estado actual
un número infinito de veces.
Siglifo cósmico,
repetir en buclela noche,
la calle, la escalera,
el grito, el muro,
el eco.
Un río rojo que se muerde la cola.
Tiempo, entropía,
combinación improbable de partículas.
Crear recrear mientras caemos,
cien veces cien cienmundos posibles.
2037
Nadie esperaba
hallar en el
espejo
la música del
agua.
Tras meses de tromba, con todo el centro de la ciudad inundado, en un instante,
la lluvia cedió paso al sol. Los habitantes que aún quedaban en los edificios de
la zona asomaron sus cabezas azorados por la sinfonía de las gotas que emergió
de la partida de la lluvia, por sus reflejos difractados, por la vida que
borboteaba en ese lago superficial. Las huellas del Gran Aguacero armonizaron un
nuevo amanecer.
“Soñarán en el jardín”
______________________________
Espectro: resonancia
Con regularidad pensamos en los ecos como esa repetición de sonidos reflejados por un cuerpo duro que se silencia conforme pasa el tiempo; sin embargo, quizá no lo hacemos tanto como las huellas de las relaciones que entablamos con otros, humanos, no-humanos, materias vibrantes[1] aparentemente inertes e inconsecuentes y que, no obstante, ejercen su propia agencia en nosotros, nos tocan y se nos quedan sus rastros tanto como al tocarlos les dejamos los nuestros.
Pensando con Donna Haraway y su idea de sympoiésis —un concepto que describe sistemas complejos, dinámicos, receptivos, situados, históricos; una palabra para hacer-mundo-en compañía—,[2] los ecos de nuestros vínculos revelan el rastro de nuestras relaciones sympoiéticas, son la reverberación en nuestros cuerpos de los mundos que hemos creado y creamos, siempre en compañía.
Así como los ecos de esas relaciones, que se registran en nuestra corporalidad, en nuestra materialidad, los ecos de nuestro paso por el mundo quedan grabados en él, en cierta medida, conforme lo recorremos. En este sentido, podemos decir que un lugar es más un evento que una cosa —ya que cada lugar toma las cualidades de sus ocupantes y las refleja en su propia constitución al expresarlas en su ocurrencia como un evento—, los lugares no sólo son, sino que pasan.[3] Y ese acontecer emerge en compañía de las entidades que los ocupan, de los materiales que los componen, tanto como nos ocurre a nosotros, a nuestros cuerpos, con los espacios que habitamos y las presencias y ausencias de las que estamos rodeados y que nos atraviesan.
Siguiendo la trama, entonces, de lo que significa el acontecer de un sitio como el Museo Experimental el Eco, que ha demostrado ser en sí mismo, en más de un sentido, un proceso dinámico y fluido, con diferentes caras en el correr del tiempo, abierto, sin fronteras contundentes, en relación sympoiética con las entidades que lo son y lo ocupan, humanas y no, parece imposible —más en la era y en el país que vivimos— no pensar en los fantasmas, no sólo de todo aquello que hemos perdido, sino también de todo lo que imaginamos y ya no será. Así, pensando en las presencias que habitan el museo, las ausencias que aún se sienten, El Eco se muestra como un lugar propicio para eso que Jacques Derrida llamó hauntologie o fantología, es decir, la ontología de lo fantasmal: un lugar en el que el tiempo está dislocado y en el que justo por eso se manifiesta todo aquello-que-ya-ha-sido, pero también aquello-que-se-imaginó-y-no-fue, así como todo-lo-que-aún-está-por-venir. Estos espectros que nos habitan y nos circundan están saturados de emociones que trabajan «a través de signos y sobre cuerpos para materializar las superficies que se viven como mundos»,[4] como nos dice Sara Ahmed en La política cultural de las emociones.
Con estos piensos en común, tramando en complicidad sympoiética ecoica con las cumularias Martha Riva Palacio Obón (MRPO) —quien además se encargó de la curaduría sonora—, Libia Brenda (LB), Gabriela Damián Miravete (GDM) y quien teclea estas líneas creamos Transmisión a 340 m/s por ansible, proyección fantasmagórica y rizomática de ficciones ancladas a seis nodos temporales desarrollados a partir de 1953, en los que por medio de ucronías, especulaciones y estampas emocionales dialogamos (y jugamos) con intertextos de Ahmed y con el poema de Xavier Villaurrutia «Nocturno de la estatua», la puerta de entrada a esta pequeña caja de resonancias.
El resultado de este entramado conjunto es un espacio virtual o quizá un tiempo o, mejor aún, ambas cosas a la vez y ninguna, en el que esperamos quienes lo recorran y lo habiten, experimenten las emociones que emergen al resonar con otros, con otras, con nosotras, con los otros-otros, con las otras-otras, con quienes ya se han ido, con quienes existieron sólo en nuestras mentes, con los lugares que nos conforman también al recorrerlos, con los elementos que componen el cuerpo del planeta del que somos; porque los ecos de esas experiencias y esas sendas caminadas están grabados también en nuestros cuerpos. Quizá, de cierta forma pensando con Goeritz, esto(s) nuestro(s) GRITO(S) busca(n) tener su(s) ECO(S).
Analía Ferreyra Carreres
Esta entrega forma parte de la Re_vista 04 del Museo Experimental el Eco, editada por Analía Ferreyra Carreres en colaboración con Libia Brenda, Martha Riva Palacio Obón y Gabriela Damián Miravete. Es una invitación realizada por Begoña Inchaurrandieta.
*Imágenes, GIF y piezas sonoras cortesía de Martha Riva Palacio Obón.
*“Soñarán en el jardín”, GIF de Martha Riva Palacio Obón, basado en el cuento del mismo título de Gabriela Damián Miravete.
Libia Brenda Editora, escritora y traductora. Ha participado en varios proyectos independientes, la mayoría relacionados con la ciencia ficción, la literatura fantástica y especulativa (se considera una nerd, básicamente). Escribe ficción especulativa y ha publicado varios cuentos en distintas revistas y antologías; su trabajo ha sido traducido al italiano, al inglés y al portugués. Es una de las cofundadoras del Cúmulo de Tesla, un colectivo multidisciplinario que promueve el diálogo entre arte y ciencia, con un especial énfasis en la ciencia ficción; y de la Mexicona: imaginación y futuro, una serie de conversaciones sobre el futuro y los géneros especulativos en el mundo de habla hispana, desde México y otros planetas. En 2018 formó parte de la Mexicanx Initiative, editó A Larger Reality/Una realidad más amplia y gracias a eso se convirtió en la primera mujer mexicana en obtener una nominación a un Premio Hugo. A raíz de eso, se emocionó tanto que editó un proyecto híbrido y bilingüe de ciencia ficción: Un universo en el que no nos extinguimos,Una realidad más amplia 2.0. Antología que es también un videojuego (tipo MUD) y puede descargarse, jugarse y leerse gratis. En noviembre de 2020 editó el Número Especial de México para Strange Horizons.
Martha Riva Palacio Obón Artista sonora y autora mexicana, parte del colectivo de arte, literatura y ciencia, Cúmulo de Tesla. Estudió psicología y artes visuales. Sus piezas sonoras se han presentado en espacios como Festival Tsonami, Radiophrenia y las conferencias mundiales del Foro Mundial de Ecología Acústica. Entre su obra publicada se encuentran Biografía de las Algas (Strange Horizons), Orfeo (FCE) y Frecuencia Júpiter (SM). En 2020 obtuvo la beca Otherwise con su proyecto interdisciplinario Seguir grillos por la casa.
Gabriela Damián Miravete Nació en Ciudad de México. Forma parte del programa internacional de escritura Under the Volcano y de la convención mundial de ficción especulativa FutureCon. Es cofundadora del colectivo de arte y ciencia Cúmulo de Tesla, del Encuentro de Escritoras y Cuidados, y de la Mexicona, festival de literatura especulativa en español. Sus historias han sido publicadas y traducidas al inglés, francés e italiano en volúmenes como Three Messages and a Warning (antología finalista del World Fantasy Award) y Una realidad más amplia / A Larger Reality, parte de The Mexicanx Initiative Scrapbook, proyecto finalista de los premios Hugo. Fue ganadora del premio James Tiptree, Jr. (hoy premio Otherwise) por “Soñarán en el jardín”, historia sobre un México futuro en el que los feminicidios no existen más. La encuentran en @gabrielintica (TW).
Analía Ferreyra Carreres Editora, traductora, escritora y docente. Estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM, el diplomado de escritura creativa de la Sogem y obtuvo el grado de maestra en Literatura, Cultura y Medios (con especialidad en español) por la Universidad de Lund en Suecia con su tesis Cartografías líquidas: violencia en cinco cuentos latinoamericanos contemporáneos. Sus textos han aparecido en revistas y periódicos de circulación nacional, así como en publicaciones en Centroamérica y Europa, tanto físicas como digitales; es coautora del libro A mí no me va a pasar. Cómo entender la trata de personas desde sus historias (2015). Sus líneas de investigación e interés están relacionadas con la literatura escrita por mujeres en Latinoamérica, las narrativas especulativas y las ideas poshumanistas y neomaterialistas.