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Lo que viene

Re_vista 003
23 marzo, 2020

Playlist complilado por Oscar Macín Araiza

Melómano de nacimiento, aprendió a usar el tocadiscos a los dos años. El amor hacia la música se lo inculcó su padre quien había recibido cierta instrucción seria; y tocaba algunas piezas de Frédéric Chopin, de quien era gran aficionado. 

A los seis años de edad, de visita en casa de sus primos, durante un viaje de sus padres, se encontró una grabadora portátil de cassettes y se le ocurrió oprimir el botón “Play”. El resultado cambiaría su vida, pues empezó a sonar “Highway Star” de Deep Purple, del célebre álbum “Machine Head”, donde viene la famosa “Smoke On the Water”. La profunda impresión que le causó esta pieza al pequeño Oscar, que hasta entonces jamás había escuchado Rock, haría que amara este género el resto de su vida.

Comenzó a coleccionar discos LP a finales de los 70s. Ahorró más de un año, y en 1980, a los quince años de edad, logró comprar un equipo de componentes separados Sony (Tornamesa, Amplificador Integrado con Radio o Receiver, Grabadora de Cassettes y Bocinas). Este equipo, aunque muy sencillo, recibió el entusiasmo de sus amigos, que disfrutaban escuchándolo durante las sesiones en que supuestamente se reunían a estudiar. Su colección de discos sigue en su poder, en muy buen estado. Calificado por su prójimo como “un verdadero maniático”, su meticulosidad en la limpieza de los discos lo hizo objeto de vejaciones, cuando en la calle lo señalaban diciendo “Ese es el tipo del que te platiqué, el que se tarda media hora en poner un disco”. Hoy en día tiene otro equipo de muy buena calidad, y aunque posee una máquina para limpiar discos (principalmente para limpiar discos que venden usados), su neurosis por la limpieza ha disminuido. Logró reponerse de la mala costumbre de los profesores de Español, o del sistema educativo, de enseñar la Literatura en orden cronológico (por ejemplo: El Popol Vuh, El Ramayana, El Mahabharata, La Odisea, El Poema del Mio Cid, antes que a Cervantes Saavedra, Oscar Wilde, etc.), y que casi destruyó y dejó moribunda su afición a la lectura, y que durante la carrera profesional retomó. Le costó dos intentos leer “Cien Años de Soledad” pero lo logró y su amor a la literatura quedó restablecido.
Hoy en día es un ávido lector. Entre sus favoritos están Humberto Eco, Gabriel García Márquez, Marco A. Almazán, Carlos Castaneda, J.R.R. Tolkien, Roberto Bolaño, Manuel Payno, Joseph Conrad, y, no lo niega, en especial Stephen King, de quien ha aprendido mucho de literatura, música, y cultura americanas, y también muchas majaderías y expresiones idiomáticas en inglés. Conoció a Marcel Proust por recomendación de un amigo a quién también le gustan Rimbaud y los llamados “Poetas Malditos” por Baudelaire.

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