Pabellón Eco 2011
MMX
Febrero 26 – Junio 5, 2011
El Museo Experimental El Eco y Tomo organizan un concurso anual para un pabellón temporal en el patio del museo, como plataforma para reflexionar sobre cuestiones espaciales.
El ganador del Pabellón Eco en 2011 fue el estudio MMX (conformado por Jorge Arvizú, Ignacio del Río, Emmanuel Ramírez y Diego Ricalde), con una propuesta que se alejaba de la idea del objeto y que funcionaba como un sistema. Ésta consistió en proyectar campos de redes que, continuando y complementando los efectos originales del edificio, ponía en evidencia y transformaba los diversos atributos del espacio original. El sistema de intervención se compuso de cuerdas de fibras naturales configuradas como tramas o planos semitransparentes que, al intersectarse, ofrecían contenciones visuales a partir de vértices, ejes y puntos de fuga, y creaban interesantes efectos de luz y sombra. Además, estas formas remitían a la escultura Serpiente de El Eco (1953), de Mathias Goeritz.
El despacho MMX propuso una lectura del patio a través de sus recorridos y secuencias, extendiendo la experiencia del museo. Las distorsiones de la perspectiva, las fugas y la sorpresa en el edificio de Goeritz son posibles mediante el movimiento del visitante. La intervención de MMX continuaba la experiencia en el patio, generando un espacio contenido y lúdico. El proyecto invitó al espectador a descubrirlo desde una geometría que ofrecía un juego visual similar al explorado en el arte cinético de los años sesenta.
Los elementos de la intervención, dos sistemas de planos parabólicos de cuerdas de fibras naturales y cadenas en sus vértices, respondían a un juego en que las direcciones, los flujos del espacio y sus fugas se modificaban de manera sutil pero constante. Las nuevas direcciones físicas y visuales del espacio que se lograron mediante estos velos semitransparentes, también enmarcaron diferentes áreas para delimitar los distintos programas del museo.
Un aspecto de la propuesta del estudio MMX que fue más allá de las bases del concurso, fue extenderse al patio de las oficinas, uniendo los dos edificios del museo: galerías y oficinas, que están divididos por un muro, para cambiar también la manera en la que se entiende al museo desde la calle.
La delicada volumetría sugerida por esta intervención se transformaba continuamente durante el día, interactuando y jugando con la luz, para rescatar el eco de las reflexiones de Goeritz.
Jorge Munguía