Manifiesto emocional. El sentido de un museo experimental

Exposición
El Eco
15 marzo, 2020
Manifiesto emocional. El sentido de un museo experimental
Marzo 14 – Marzo 15, 2020

Curaduría: David Mira
nda

A pesar de que la historia museológica del país es antigua y diversa, los fenómenos expositivos como sistemas para una narrativa autónoma son recientes dentro del territorio del arte mexicano. Los modernismos estéticos en torno al diseño y el arte a mediados de los años sesenta dan cuenta de una apertura conceptual en cuanto a la concepción del territorio de validación expositiva del arte como institución. Muchos de esos enunciados surgieron a partir de una expectativa desarrollista dentro del país y coinciden con la intención de abrir una reflexión cultural más allá del relato nacionalista de la época, lo cual derivó en una serie de posibilidades sobre la función del museo de arte y a partir de ello, imaginar cómo se podría reconfigurar la escena y los enunciados de la misma. El Museo Experimental el Eco es un proyecto que antecede al momento histórico mencionado y el reconocimiento de su historia puede ayudarnos a ampliar la lectura del panorama cultural de mediados del siglo XX, con ello es posible configurar un linaje de dónde se cimentó buena parte de las prácticas artísticas contemporáneas en el país.

Recientemente fueron ubicados en una colección particular, documentos que dan cuenta de cómo se percibía el campo del arte en 1953, notas que sostienen las inquietudes de hacer un nuevo museo en la Ciudad de México que dignificara la experiencia expositiva desde un lugar en donde la “emoción” fuese la función principal y no la propaganda ideológica del régimen político en turno. El sentido de un museo experimental y Notas para un nuevo museo es cómo se han identificado a los escritos que dan cuenta de las inquietudes de Mathias Goeritz y Daniel Mont en la víspera de la inauguración de El Eco en 1953. En esos manuscritos se puede leer claramente la intención de crear un “ambiente nuevo” a partir de una arquitectura relevante para la experiencia de los sentidos: hasta ese momento, la integración plástica estaba consideraba a partir del acoplamiento de la obra artística a la superficie arquitectónica.

En la escena nacional, la noción del arte público se había acoplado a monumentos del siglo XVII, en una suerte de emblema que enarbolaba la consigna del origen del Estado-Nación mediante una dialéctica entre imagen y relato político-ideológico sobre la arquitectura colonial que antecedió al régimen en turno, todo ello de manera didáctica, para dejar claro el cambio de orden que el país había experimentado basado en la institucionalización de la narrativa de la revolución a favor de los políticos en turno. En contraste con lo anterior, el proyecto del nuevo museo de Daniel Mont y Mathias Goeritz promovía el ofrecimiento para que artistas se reunieran a experimentar libremente su lenguaje, con la intención de ampliar las posibilidades del museo en ese momento, relacionando a dicho lugar con una experiencia festiva, social y emocional, diferente a la experiencia dentro del monumento posrevolucionario del nacionalismo de la escuela mexicana y al espacio clínico aséptico del cubo blanco propuesto por Alfred Barr para el MoMa de Nueva York, que reconocía al objeto artístico desde el coleccionismo, dejando en segundo lugar a la experiencia de la obra. En este sentido, la iniciativa de El Eco como nueva forma de institución artística dentro del país, es de gran relevancia para leer los movimientos de ruptura dentro del arte y hermana a dicha escena con otras latitudes desde un “espíritu de vanguardia” propio de un momento de posguerra, en donde la fraternidad social era un sentimiento urgente ante los estragos de la destrucción armamentista e industrial del mundo.

Manifiesto emocional es una muestra que reúne documentos visuales y textos que dan cuenta de los ejes conceptuales en que fue erigido El Eco en 1953, con la intención de exponer parte de la relación de diferentes artistas con Mathias Goeritz y Daniel Mont en la conformación del sentido emocional de su proyecto. Esta exhibición rinde homenaje a todos aquellos que participaron en la gestación de dicha iniciativa y al mismo tiempo, refrenda la vocación del lugar a partir de hacer un reconocimiento de los preceptos de su momento fundacional. En el 2020 El Eco cumple quince años como sede universitaria y refrenda el compromiso de ser un espacio de resonancia para la expresión artística consecuente con las inquietudes de su presente.

David Miranda

El museo agradece el apoyo para este proyecto de:
Javier Senosian
Elizabeth Díaz
Galería López Quiroga
Taller de Arquitectura Orgánica
EDS Galería


Manifiesto emocional. El sentido de un museo experimental