Rafiki Sánchez es un artista que trabaja en el contexto de Yucatán, en la ciudad de Mérida. Su práctica está ligada a la pregunta sobre las posibilidades de la indumentaria en el presente, y sus exploraciones formales incorporan el paisaje y los materiales propios de esta región, tendiendo redes de relación que recorren otras culturas y realidades.

Sus obras parten de pensar la prenda de manera escultórica, es decir, con una doble función. Algo que llama particularmente mi atención es cómo en muchos de sus trabajos los cuerpos que portan las piezas y que las activan tienen los rostros cubiertos, o apenas podemos verlos, lo cual me hace pensar en un ocultamiento y una revelación también. ¿Podemos hablar de la indumentaria como protección?

La suya es una investigación que tiene vínculos con lo performático, lo escultórico y hasta el land-art en el caso de piezas como “Vestido de tierra” y otras obras más recientes. Aún cuando utiliza materiales de un rango muy amplio, desde fibras sintéticas o metal hasta fibras naturales, me parece interesante la presencia repetida de un material como el henequén, que es una fibra que tiene una larga historia en la región de Yucatán. Esto conecta muchas veces con el paisaje: el paisaje como fondo y como contexto particular.

El contexto de la construcción de la prenda, como él lo llama, lo ha llevado a reflexionar también sobre todo aquello que sucede en la industria de la moda y a plantear piezas que provienen desde el activismo, y lo que se conoce como fashion revolution. Algunas de las imágenes que crea tienen un tinte premonitorio de un futuro apocalíptico que pareciera habernos alcanzado; paisajes vacíos, o personas solas en el paisaje.

En este ensayo visual nos habla de algunas de estas ideas, y nos muestra cómo toman forma en su práctica artística.

Esta colaboración forma parte de la Re_vista #003 del Museo Experimental el Eco, corresponde a la sección Fluye, editada por Paola Santoscoy.