¿Cuántas formas hay de usar una silla, de transitar una plaza o de colgar un cuadro, además de las ya conocidas? Meditar los caminos recorridos y encontrar nuevas formas de tránsito es una cualidad de los modernos y de los revolucionarios que alteran el ambiente continuamente: su pensamiento derriba dogmas, convenciones, instituciones y tradiciones, logrando que el mundo amplíe la glosa sobre sí mismo.
En 1968 Lina Bo Bardi (Roma, 1914 – Sâo Paulo, 1992) presencia la apertura del edificio del Museo de Arte de São Paulo (MASP), que ella misma diseñó y definió como un espacio construido a partir de los modos de habitar de los pobladores paulistas, y devolvió a los ciudadanos un terreno tomado por la alcaldía municipal. El edificio del museo flota, sostenido por pilares, sobre un vacío dispuesto para saciarse. Encima, el enaltecimiento de la belleza; abajo, la posibilidad de libertad.
Preguntarse sobre los caminos ya recorridos fue una peculiaridad del modelo de pensamiento creativo generado por Bo Bardi, al proponer dentro de sus decisiones arquitectónicas, diversas formas de transversalidad de los usos de los materiales constructivos, frente a la ampliación de las funciones de los espacios que trazó y que habilitó con su arquitectura y diseño industrial.
El Museo Experimental El Eco cierra el programa de exposiciones del 2014 con un suceso que reutiliza el dispositivo museográfico ideado por Bo Bardi para la exhibición de la colección pictórica del MASP. Dicho dispositivo, diseñado en concreto y vidrio, soporta, ahora, la exhibición de quince obras de artistas contemporáneos.
A cien años del nacimiento de Lina Bo Bardi, En hombros de gigantes retoma la forma de exhibir las obras sin jerarquía y sin paredes, flotando de modo que a veces se traslapen en su continuidad espacial y visual, y a veces aparezcan aisladas en el vacío.
Conforme a la esencia de El Eco como un museo sin colección cuya intención ha sido expandir los lenguajes de las artes, En hombros de gigantes aborda una propuesta de obras coherentes en su forma bidimensional que surgen de un proceso de trabajo específico: el trabajo de estudio. La investigación de este proyecto altera, a modo de ensayo, el espectro curatorial del Museo Experimental el Eco, el cual regularmente se dirige a desarrollar, junto con los artistas, obras de carácter sitio específico y experiencias procesuales, con la intención de hacer una reflexión de los modelos de exhibición actuales en relación al panorama local y a sus estrategias de producción museística.
La selección de los participantes de la muestra no respondió a un criterio generacional si bien se compone solamente de artistas vivos, de tal modo que el objeto museográfico moderno de Lina Bo Bardi soporta la creación contemporánea: enanos encaramados en hombros de gigantes.
Complejos e inefables mecanismos racionales determinaron la selección de las obras. También hubo en esa selección influencia de los dictados del Libro de las Mutaciones, junto a otros enigmas que hicieron partícipes al azar, y el acaso.
En hombros de gigantes se divide en dos secciones: la primera de ellas muestra las obras en la sala de la planta baja de El Eco; la segunda consiste en un espacio de mediación en la sala Daniel Mont que esboza iconográficamente diversos modelos museográficos y expositivos. El espacio de mediación se activará por medio de sucesos colaborativos de reflexión en el lapso de la muestra.
En hombros de Gigantes reúne obras de Julieta Aguinaco, Alfredo Echeverría Ripstein, Taka Fernández, Alex Hubbard, Mathieu Malouf, Tania Pérez Córdova, Ricardo Rendón, San Gil, Melanie Smith, Juan Tessi, Fabiola Torres, Germán Venegas, Luis Alfonso Villalobos, Boris Viskin y Beatriz Zamora.
HISTORIAS DE GIGANTES ENCARAMADOS EN HOMBROS DE ENANOS ENCARAMADOS EN HOMBROS DE GIGANTES
Servando: Estoy harto del sermón, y hay veces que me siento tentado y elucubro la utopía. Encuentro a mis manos, o a mis ojos metidos en el caldo de la melé. No perseguiré la novedad, no de inicio, al contrario, quisiera hablar con las palabras futuras, de acción retardada, con las palabras de los de antes, muertos y desaparecidos. Usar sus palabras y actualizarlas, y contar la historia tal como fue, tal como pudo haber sido, tal como nos gustase que fuera, tal como es.
Lina: Esta exposición no debe mirarse como una historia de acontecimientos concatenados sino como un oleaje que se expande, vuelve, se ensancha. No como una línea sino varios círculos. No como un dogma, ni un código, sino como un misterio que hay que atacar por distintos flancos. Como si no hubiera exposición sino un suceso. Parafraseando a Violeta Parra: las flores del jardín, son mis enfermeras. Estas flores crean un contexto.
Servando: Por eso, más que en la Historia busco en el tiempo. En ese tiempo incesante y diverso, el hombre es su metáfora. Porque el hombre es, en fin, la metáfora de la Historia, su víctima, aun cuando, aparentemente intente modificarla y, según algunos, lo haga. En general, los historiadores ven el tiempo como algo lineal en su infinitud. ¿Con qué pruebas se cuenta para demostrar que es así? ¿Con el elemental razonamiento de que mil quinientos es anterior a mil setecientos, o que la guerra de Troya fue anterior al degollamiento de Cuauhtémoc?
Lina: Los utopistas no reparan en medios; con tal de hacer feliz al hombre están dispuestos a matarle, torturarle, incinerarle, exiliarle, esterilizarle, descuartizarle, lobotomizarle, electrocutarle, enviarle a la guerra, bombardearle, etcétera: depende del plan. Reconforta pensar que, incluso sin plan, los hombres están y siempre estarán dispuestos a matar, torturar, incinerar, exiliar, esterilizar, descuartizar, bombardear, etcétera.
Servando: Aquel mito se verifica en las crónicas sobrevivientes que los naturales americanos hicieron de las carabelas españolas. ¿Estaban impedidos para verlas, para entenderlas? Los naturales narran cómo cerros se movían en las aguas y de los cerros descendían los cañones que ellos desconocían.
Lina: La Historia recoge la fecha de una batalla, los muertos que la ilustraron, es decir, lo evidente. Estos temibles mamotretos resumen (y es bastante) lo fugaz. El efecto, no la causa.
Servando: Como si al tiempo le interesasen para algo tales signos, como si el tiempo conociese de cronologías, de progresos, como si el tiempo pudiese avanzar… Ante la ingenuidad del hombre al intentar escalonar el tiempo; fichándolo con una intención progresiva y hasta progresista, se opone, sencillamente, el tiempo. Pero el hombre no se resigna a este pavor, de ahí esa incesante irrupción de códices, fechas, calendas, etcétera.
Lina: Lo que nos sorprende cuando encontramos en el tiempo, en cualquier tiempo, a un personaje auténtico, a una obra desgarradora, es precisamente su intemporalidad, es decir, su actualidad.
R. A. y J. R.W.