Pabellón Eco 2010
Frida Escobedo
Marzo – Junio, 2010

En palabras de Brenda Lozano, la literatura es un trabajo de frases —una después de la otra, de izquierda a derecha, de la primera a la última página— parecido al trabajo de un albañil. Si las palabras son como los tabiques, podría decirse que la arquitectura es un lenguaje que puede redactarse —o leerse— a manera de un poema concreto: reducir al máximo las palabras y encontrar en esta economía un máximo de expresión. Esta propuesta para un pabellón en el Museo Experimental el Eco, buscó generar un soporte que permitiera ampliar las posibilidades programáticas del patio a partir de la repetición de un solo elemento: el tabicón gris.


El patio, cubierto con un patrón uniforme, funcionó como una hoja blanca sobre la que se hicieron diferentes arreglos tipográficos de las palabras (según cada uso). El desplazamiento de las piezas permitió generar distintos escenarios a lo largo de los cuatro meses en los que el pabellón permaneció en el museo. Estas configuraciones fueron presentadas según el calendario de actividades del museo:
-un campo
-un parque (bancas tu y yo)
-un huerto
-un foro
-un laberinto
-un bar



Si para la poesía concreta, el objeto no es algo que existe de antemano, sino algo que nace con el lector/observador, para este proyecto fue fundamental que el visitante pudiera mover las piezas. El juego con estos bloques permitió que se traslaparan dos programas: aquel que ya estaba definido y aquel que se dio de manera espontánea. Así el pabellón no sólo era un texto, sino que también era una constelación de palabras con un potencial expresivo que generó otros significados al involucrar al lector (visitante).
Frida Escobedo

