Discrepancias con M. G.

Exposición
9 septiembre, 2011
Discrepancias con M. G.
Leonor Antunes
Septiembre 9 – Noviembre 27, 2011
Curaduría: Tobias Ostrander
Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

El término discrepancia describe una variación entre dos elementos que deberían de ser el mismo. Así, una discrepancia implica la existencia de un doble imperfecto, y articula una condición que da cabida a la evaluación y medida. La obra de Leonor Antunes, artista nacida en Lisboa y residente en Berlín, consiste en la producción de situaciones de este tipo, mediante el uso de repeticiones, duplicaciones o alteraciones de detalles dentro de un espacio o en la configuración de objetos.

Al identificar su obra como “sucesos”, como experiencias construidas de duración limitada, las intervenciones escultóricas de Antunes buscan despertar las capacidades perceptivas del espectador; lo animan a involucrarse con cada espacio u objeto de manera novedosa, mientras reconocen que estas situaciones están llenas de energía, de relaciones interiores y memoria. La artista está interesada en la arquitectura y el diseño modernistas, ya que representan un periodo cultural de innovación extrema y de toma de riesgos formales. Durante los últimos años, ha desarrollado un vocabulario definido de materiales, mediante el uso repetido de varios tipos de cuerdas, cuero, hule, latón y madera; materiales que hacen referencia tanto a la producción manual como a la industrial, y que además apuntan hacia el periodo modernista.

Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.
Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

El Museo Experimental El Eco de Mathias Goeritz es un marco enriquecedor para estas investigaciones. Antunes se acercó al edificio en su totalidad, como una escultura modernista, y utilizó las especificaciones de sus formas y su historia como herramientas de medición y de memoria. Su investigación abarcó el cuidadoso estudio de los espacios de El Eco, seguida de visitas al archivo de Goeritz y a sitios del artista alemán que aún son visibles en la ciudad de México. Otras investigaciones incluyeron el estudio del trabajo de varios contemporáneos de Goeritz, incluidos Luis Barragán, Clara Porset y Carlos Mérida.

Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

Un punto de partida para su proyecto fue el piso de teja naranja oscuro del patio de El Eco, que crea un enorme rectángulo cuadriculado. Al situarse en este espacio exterior y mirar hacia la gran ventana de la Sala Principal, el patrón se reflejaba en el vidrio, lo que provocaba la ilusión de continuación dentro del edificio. En el interior, se hacía una alusión al efecto reflejante, donde la artista repitió el patrón del piso en el techo. La suave cuadrícula se produjo en dos partes, con la utilización de dos grandes carretes de cuerda negra. Cada sección se tejió con una sola hebra continua, cuyo sobrante caía hacia el piso.

Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.
Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

La estructura también sostenía una serie de esculturas triangulares que colgaban del techo. Su peso tiraba hacia abajo secciones de la cuadrícula, de manera que evocaba las redes de los pescadores o las telarañas. Cada una de las esculturas está hecha con tubos de latón y de la misma cuerda utilizada en el techo. Sus formas se generaron a partir de series de nudos que sostenían el metal en su lugar, con líneas gruesas y puntos generados con las cuerdas que se emparejaban o se intersectaban. Parecían aleatorias en su composición, pero estas obras se basaron en abstracciones de Carlos Mérida, desarrolladas para un mural realizado en El Eco en 1953. Originalmente situado en el bar del museo, el mural ha desaparecido. Mediante el uso de un dibujo previo y de las medidas de la pared, Antunes calculó la longitud de cada parte de estas figuras en la obra original. Estas mediciones determinaron la escala de las secciones utilizadas en las esculturas de cuerda. Al tiempo que, en su apariencia se transforman de manera radical, estas configuraciones resuenan subliminalmente dentro de la arquitectura, como si señalaran sus memorias o su subconsciente.

Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.
Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

Otra escultura pendía del techo, a baja altura. Esta obra es parte de una serie en curso titulada Random intersections (Intersecciones aleatorias), que integra reproducciones de bridas de cuero para caballos. La versión en negro para El Eco, hecha de diez de estos objetos, fue producida por un artesano talabartero del Centro Histórico de la ciudad de México. Estas formas lineales, hechas para ajustarse en la cabeza del caballo, se anudaban en una configuración irregular. Su carácter curvilíneo creaba un cuerpo único e inusual, lleno y vacío a la vez. La inclusión de esta pieza en el proyecto surgió a raíz de una visita a la casa, alberca y establos Egerstrom, un complejo privado de establos construido en 1968 por Barragán en el Estado de México. Durante la visita, al observar un grupo de bridas que colgaban en el lugar, la artista recordó obras previas de este tipo realizadas por ella.

Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.
Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.
Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

Todos estos elementos verticales caían hacia la pieza del piso, que se expande a lo largo de la Sala Principal del museo. Se realizó con pedazos planos de madera comprimida, hule negro y rojo, palma y latón. Mediante la variedad de texturas y superficies, estos elementos creaban una superficie poco usual, sensual, que invitaba al espectador a caminar sobre ella. Esta composición triangular se importó al lugar, y se apropió de una serigrafía producida por Goeritz en 1968. El diseño original, que hace referencia a varios ejercicios de la Bauhaus, establece un juego dinámico de relaciones formales entre tres triángulos equiláteros de distintas proporciones. Esta configuración se amplió y reprodujo en su formato original en un área del piso y después giró, para que se reflejara en el otro lado del espacio. En otro gesto desestabilizador añadido, Antunes cambió ligeramente la posición de cada uno de los triángulos, alterando la relación establecida previamente entre ellos.

Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

Llenas de restricciones y límites autoimpuestos, estas delicadas obras interpretaron y movilizaron la arquitectura emocional de Goeritz. Estructuraron un rango de experiencias perceptivas para el espectador que provocaron comparaciones agudas, exámenes críticos, juegos de memoria y retos fenomenológicos para entender este lugar. Por medio de las repeticiones y discrepancias que crearon, estas manipulaciones ayudaban a cada espectador a reactivar este espacio moderno y familiar de una manera contemporánea.

Tobias Ostrander

Discrepancias con M. G., Museo Experimental el Eco, 2011. Fotografía de Ramiro Chaves.

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Leonor Antunes (Lisboa, Portugal, 1972). Vive y trabaja en Berlín. Su escultura combina sutil minimalismo y conceptualismo. Se vale de materiales básicos como soga, piel, cuero y maderas. Crea divisiones en el espacio sirviéndose constantemente de formas suspendidas o estructuras libremente construidas. Sus exposiciones incluyen: Camina por ahí, mira por ahí, Museo Reina Sofía, Madrid (2011); The space of the window, Air de Paris, París (2011); The Language of Less (then and now), Museo de Arte Contemporáneo de Chicago (2009); The Thing, Mechelen/ MuKHA, Amberes, Bélgica (2009); The Actuality of the Idea, Modern Art Gallery, Londres (2008).


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