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Gerda Gruber
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Comedora de abono, dadora de los mantenimientos

Re_vista 003
24 noviembre, 2020

La religión institucionalizada teme el intercambio con el mundo de los espíritus y lo estigmatiza, tildándolo de brujería. Mantiene estrictos tabúes contra este tipo de conocimiento interior. Le da miedo, lo que Jung denomina la Sombra, los aspectos desagradables de nosotros mismos. Pero teme incluso más lo  suprahumano, las deidades en nosotros”. Gloria Anzaldúa

Abya Yala- tierra de sangre vital/ tierra en plena madurez. Concepto creado por el pueblo Guna en Panamá y Colombia. Así se le llamaba al continente “Americano” antes de la colonización.

Ahahuillotl– sabiduría lúdica en náhuatl. 

Amoxtli– libros antiguos mesoamericanos.

Chalchihuitl– significa jade, gota o hermoso. 

Cihuacoatl– mujer serpiente, deidad/ energía de la medicina. Protectora de mujeres muertas en parto. Se relaciona con Tonantzin, Toci, “La Llorona”. 

Cihuateteotl– mujeres muertas en parto. 

Cintéotl– divinidad/ energía del maíz. 

In xóchitl, In cuícatl– la flor, el canto, usado para referirse a la poesía, al canto. 

Macuilxóchitl– cinco-flor, deidad, energía del placer sexual. 

Mayahuel– deidad/ energía del pulque. 

Nahuallotl– sabiduría nocturna. 

Nenonotzaleque– hechicerxs. 

Ochpaniztli– festividad de renovación en honor a Tlazoltéotl, Toci. 

Octli– Pulque. 

Olmécatl Huixtlotic– gobernante de lxs olmecas. 

Ometéotl– señor de la dualidad. 

Pulque– bebida fermentada tradicional de México. 

Tamoanchán– lugar paradisiaco dónde habitaban las deidades energías. 

Teonanácatl– carne de las divinidades/ nuestra carne , hongos alucinógenos. 

Téotl– divinidad. 

Tlacuilo– persona que escribe pintando. 

Tlacuilolli– personas que escriben pintando. 

Tlaelcuani– persona que come de inmundicias. 

Tlalticpac– superficie de la tierra. 

Tlaltipacáyotl– placer sexual. 

Tlamatiliztli– sabiduría diurna. 

Tlazolli– mierda divina. 

Tlazoltéotl– deidad/ energía de la sexualidad de origen huasteco, la comedora de inmundicias. 

Tloque Nahuaque– deidad principal de los pueblos nahuas, deidad creadora del universo, se relaciona con Ometéotl. 

Toci– deidad a la que llamaban nuestra abuela. 

Tonalli– entidad anímica que se ubica en la cabeza, se cree viaja de noche durante el sueño, sale del cuerpo durante el coito y en ocasiones de forma inesperada cuando ocurre algo que provoca su salida. 

XipeTotec– deidad de la regeneración, energía que era representada vistiendo piel de persona desollada. 

Xochiquetzal– deidad, energía, entidad de las flores, el arte, el placer sexual, las trabajadoras sexuales. 

Xochipilli– dualidad de Xochiquetzal, deidad, energía, entidad de las flores, el arte, el placer sexual. 

Yacameztli– septum en forma de media luna que solían portar divinidades y personajes relacionadas con la sexualidad y la luna. 

Yoltéotl– corazón endiosado. 

 Tlatecuhtli/Tlazolteotl.*

Mis abuelas me susurran: Reinscribe tu historia 

“Se torna difícil hablar de pensamiento simbólico sin oponerlo al pensamiento analítico, pues ambos constituyen las dos vías que tiene la humanidad para el conocimiento del mundo. El pensamiento simbólico se relaciona con la intuición y lo emocional, y produce imágenes, mientras que el pensamiento analítico, también llamado lógico, produce conceptos. Para Schopenhauer, la intuición es la forma misma del saber, la vía más valiosa para el conocimiento… Ambos caminos, más que opuestos, deben ser vistos como complementarios, pues constituyen miradas diferentes, distintas formas de abordar la realidad, que iluminan facetas y aristas, que por la otra vía no se alcanzan a ver”.
Adolfo Colombres, Teoría Transcultural de las artes visuales.

En la antigüedad como hoy en día nuestros pueblos se guían por un vasto mundo simbólico, a veces bajo la forma de arquetipos como nombra el psicoanalista suizo que dedicó su vida al estudio del inconsciente, los sueños y la simbología: Carl Gustav Jung.

Pienso que es difícil un acercamiento a hechos del pasado con recursos y puntos de vista de la actualidad, así que absolutamente toda la investigación sobre sucesos o actitudes en el pasado de las culturas a las que con mucho respeto intento acercarme es meramente especulativa, basándome en estudios de profesionales en el tema que tienen muchas más herramientas por la preparación en su rama profesional, como: la Doctora Miriam López Hernández, la Doctora Noemi Quezada, La Doctora Elodie Dupey, la Maestra María J. Rodriguez Shadow, la Doctora Mercedes de la Garza, el Historiador José N. Iturriaga de la Fuente, la Doctora Sylvia Marcos, el Doctor Roberto Romero Sandoval, el Doctor Patrick Johansson, el Doctor Guilhem Olivier, el investigador Atahualpa Huántar, el Doctor Eduard Seler, el Doctor Félix Báez Jorge, entre muches otres; todo esto intentando enriquecerlo  con mis experiencias vivenciales y biográficas, mis sueños, haciendo de ello un mix. Mi intención no es vaciar el significado de cada uno de los elementos que forman parte de estas deidades/ energías, representaciones, si no conservarlos y transportarlos de alguna manera a la actualidad. Aunque hablaré también desde esas investigaciones y la evidencia tanto plástica, escultórica como escrita que he revisado.

Se piensa que antiguamente, antes de la invasión y como actualmente nos hacen creer las Academias, conocimiento y espiritualidad no eran antagónicos, pues forman parte de todas las energías duales las cuales se complementan, se necesitan una a otra para existir, para su correcto funcionamiento.

Recordemos que les tlacuilolli eran personajes bastante importantes dentro de la cultura náhuatl ya que conocían las diversas formas de escritura de la cultura, así como la rica simbología de su mitología y tradición. Antes de pintar debían dialogar con su corazón para posteriormente ser capaces de expresar el conocimiento que estos encerraban. Se convertían como menciona Miguel León-Portilla en un yoltéotl, donde después de haber aprendido todo el simbolismo de su cultura y fuerza creadora intentaban transmitirlo en sus pinturas, Amoxtli, murales, escultura, música, poesía. Su concepción de arte era aplicable simbólicamente a todo el universo y la vida entera. In xóchitl, in cuicatl, el difrasismo[1] flor y canto, la poesía, el arte, era lo más importante para nuestros pueblos, era lo único verdadero sobre la Tierra. Además estos pueblos creían que la vida humana existe sólo en la transitoriedad del tlalticpac, la superficie de la tierra donde hay muchos sufrimientos, por lo que pregonaban el goce de todos los deleites posibles que se nos otorga en esta vida.

Respecto a los símbolos, éstos siempre son multivalentes, se caracterizan por su gran riqueza, como Colombres nos dice, los símbolos unen dos realidades que no son ajenas, que coexisten, muchas veces el vínculo no es percibido por todes y cuando se percibe, se suele interpretar dependiendo de la persona y cultura que lo vea. Nos regimos por una inteligencia e imaginación simbólica. Es aquí donde nos encontramos y conectamos con lo que Jung llama inconsciente colectivo, el cual está formado principalmente por arquetipos, aunque hay que tener cuidado porque cada sociedad suele tejer su propia red simbólica. El imaginario tiende a tener como soporte el lenguaje (mitos e imágenes poéticas) y las expresiones visuales (pinturas, esculturas, cine, etcétera). 

Tlaelcuani. Códice Vaticano

Los mitos son los símbolos más antiguos y universales que existen. El mito expresa la dialéctica de lo que muestra y lo que oculta, revela ocultando, deja entrever lo real entre la oscuridad. 

“No se trata como vulgarmente se cree, de una fantasía deleznable o una mera ficción, pues traduce al imaginario no solo aspectos ciertos de la realidad, si no también profundos. Por plasmarse en las capas más ondas de la conciencia colectiva, se podría afirmar que constituye la parte más significativa de la realidad. Se debe tomar así mismo en cuenta que tampoco para quienes lo vivencial constituye una ficción, sino una historia verídica cuya naturaleza está claramente diferenciada de la del cuento, al que si se considera una ficción, una fábula” (Colombres 2011, p 29).

Los mitos también suelen esconder un conocimiento profundo, por esta razón trabajo en torno al mito empleando símbolos y arquetipos de diversos númenes en la cultura mesoamericana, los reinserto en mi contexto actual al ver cómo se encarnan en varias mujeres de nuestras tierras, de  Abya Yala que he conocido dentro y fuera de México, quienes me han inspirado en muchas cosas sobremanera, a quienes admiro y con las que he tejido y continúo tejiendo lazos de todo tipo; afectivos, espirituales, energéticos, intelectuales, de lucha… pienso, ellas encarnan en su personalidad interior arquetípica dichas fuerzas, númenes, deidades.

Mis abuelas me van susurrando, me van gritando, me jalan la lengua y me van haciendo hablar; estoy dialogando con mi corazón, a veces no soy consciente, voy escribiendo con mis pinceles, con mis pinturas, con mis lápices digitales, parece que toda la información que he engullido se entremezcla con la que se afianza a mis entrañas y mi corazón, voy despacio, de súbito, rápido, más rápido, paro, descanso pero nunca me detengo. Una serpiente translúcida me sale por la boca, siento como me recorre por dentro, va dejando huella, se eleva, recta, llega a las nubes, se tensa, y en tan sólo un pestañeo, un círculo perfecto, brilla, brilla, brilla, se muerde la cola. 

Xochiquetzal – zotz

Tlazoltéotl come abono, que el cosmos no pierda su equilibrio. 

La sexualidad en Mesoamérica es un tema que pese a que hay varies investigadores tanto mexicanes como extranjeres que le han y continúan estudiando, no se conoce abiertamente, según las fuentes (Amoxtli, poemas, esculturas, crónicas , pinturas en cuevas como en el caso de Nach Tunich) y estudios actuales, se practicaba de una forma mucho más libre antes de la invasión española, tanto en la vida cotidiana como de forma ritual. Además se sabe que su concepción de género era dual (ojo, no binaria) y fluida como la de todo el universo y se permitían varias prácticas que hoy en día cuesta todavía aceptar como consecuencia de la colonización católica. Si bien, según estos estudios, existían civilizaciones como la azteca, quienes castigaban con la muerte el adulterio y la homosexualidad (a menos que las prácticas “homosexuales” fueran de forma ritual, o bajo ciertos parámetros establecidos), existían también civilizaciones mucho más abiertas como la otomí, mixteco-zapoteco, maya -que era permisiva con las prácticas no heterosexuales- y la civilización huasteca, concebida por los otros pueblos mesoamericanos como personas transgresoras.

Algunes investigadores creen que la imagen que se tenía del pueblo huasteco se empezó a gestar con un mito relacionado al Tamoanchan y la separación del pueblo huasteco de éste; el mito[2] dice que el primer grupo que se separa eran les poseedores de los libros, guiades por su dios/entidad/ energía Tloque Nahuaque, se llevan la tinta roja y la tinta negra, o sea el conocimiento, los libros y las artes, y la sabiduría diurna, tlamatiliztli. Su atributo principal era ser sabies, portadores de la cultura. Después de años, se va otro grupo llamado nenonotzaleque (les brujes) encabezades por su gobernante Olmécatl Huixtlotic, les olmecas se llevan consigo la sabiduría nocturna o nahuallotl. A su partida coincide con el descubrimiento del maguey por una mujer llamada Mayahuel y la creación del pulque. 

El mito dice que después de preparado el pulque, todes les gobernantes se fueron a comer y beber al monte y a cada une le sirvieron cuatro raciones de la bebida, pero Cuextécatl pidió una más y bebió cinco raciones, con lo cual se embriagó, ya no sabía lo que hacía, y se quitó en frente de todes su taparrabo.

“El hecho de haber tomado una quinta ración de pulque constituyó una transgresión en relación con las normas establecidas, y dicha transgresión iba a conferir al pueblo cuaxteca una característica cultural específica, ya que la ebriedad iba a ser parte de su identidad, junto con la desnudez, pues Cuextecatl, el jefe epónimo del grupo a consecuencia de su embriaguez, se quitó el taparrabo y estableció, mitológicamente hablando, esta costumbre de les huastecas de la costa”.[3]

Les huastecas se van y se llevan consigo la sabiduría lúdica, ahahuillotl: el juego, la música, los placeres y demás entretenimientos. Esta civilización se caracteriza con actividades y rituales relacionados con la luna, además del pulque, el juego y el placer. La filosofía náhuatl predicaba que si a este mundo vinimos a sufrir y a pasar calamidades inevitables, lo único que nos queda, es disfrutar de los placeres que se nos dan en la tierra. 

Tlazoltéotl. Códice Laud.

Una de sus divinidades/entes/energías principales era Macuilxóchitl (cinco flor), también llamado Xochipilli (príncipe o niño flor), y su dualidad femenina Xochiquetzal, deidad de las artes, flores y el placer sexual. Entidades que continuamente represento en mi trabajo e investigación, pero en este momento toca hablar de otra divinidad/entidad/energía ampliamente venerada por esta civilización: Tlazoltéotl.

Llamada de diversas formas Toci, nuestra abuela, Ixcuina y Tlaelquiani, comedora de inmundicias[4], era quien reinaba sobre los placeres, sobre la vida deleitosa. Es la que re simboliza lo viejo, lo sucio y lo re anaboliza en la dimensión divina, pariendo al maíz: Cintéotl. Su nombre proviene de tlazolli, inmundicia, teotl, divinidad. Trae enfermedades a les transgresores, pero también las cura con medicina, induce a cometer transgresiones sexuales, pero también las absuelve, da vida, pero también destruye, trae locura. 

Ella metafóricamente se alimentaba de los excrementos, para posteriormente cagarlos y regenerar la mierda en energía positiva que ayudase al buen funcionamiento del cosmos. Inducía al placer, pero a la vez, todes aquelles transgresores debían confesarse ante su presencia, cuando por ejemplo no habían respetado el día de ayuno sexual dictado por el calendario, u otras consideradas transgresiones del momento. En aquella época no existían las prohibiciones tan estrictas como las que posteriormente se introdujeron con el cristianismo, el pensamiento mesoamericano, como muchas otras culturas antiguas decía: “hazlo, pero con moderación”, mientras que el cristianismo reprime el impulso en el inconsciente y lo proyecta sobre le prójime, culpabilizando, señalando al otre. Para evitar el dolor, se deben satisfacer los deseos.

Es por eso que los rituales relacionados con la sexualidad en las civilizaciones antiguas y no sólo mesoamericanas, eran una alternativa para la represión, respondían a necesidades colectivas, reorientando parte de la energía sexual y agresiva mediante orgías o sacrificios. El ritual transforma la energía , la sublima y la reorienta. 

Tlazoltéotl estimulaba una sexualidad que redimía “ecológicamente” la muerte, a la vez, que mediante un proceso digestivo de lo que comía, regeneraba la vida, es probable en este contexto, que les sacerdotes huastecas, hayan realizado rituales de coprofagia, real o simbólica, con base en este modelo mitológico. Esta podría ser una de las “otras treinta torpedades” de las que habla Bernal Díaz del Castillo, quien (bajo su visión cristiana) calificaba a los huastecos de “crueles, borrachos, sucios y malos” (citado por Patrick Johansson (2012), p110).

Esta divinidad llegó a ser una de las más importantes dentro del panteón huasteca y posteriormente del panteón mexica o azteca. A ella se dirigían y hacían ofrendas las médicas, las parteras, las bordadoras. 

Se solía representar de distintas maneras en los Amoxtli, pero comúnmente se representaba con un tocado de algodón típico de la civilización huasteca quienes eran productores de este, además del huso, sombrero en forma cónica de papel, a veces blanco y negro, orejeras o dilataciones, septum en forma de media luna o yacameztli, pintura facial amarilla, en algunas ocasiones con los dientes en forma de punta, como nos dice Patrick Johansson, les huastecos solían afilarse los dientes posiblemente para semejarse a los murciélagos. En ocasiones vestía falda de medias lunas, o piel de un desollado, lo que le vincula con Xipe-Totec, deidad relacionada con la renovación de la tierra y la fiesta de Ochpaniztli, festividad para limpiar, para regenerar. Era común también ver a su lado o frente a ella una serpiente roja como símbolo de la sexualidad y que la relacionaba con el inframundo, ciempiés, a veces sentada sobre una tortuga. También solía dibujarse en posición de parto antiguo. A su lado a veces se llega a ver un personaje defecando y comiéndose sus propios excrementos o tlaelcuani, símbolo de las transgresiones sexuales. Una de sus principales características es que se pintaba una mancha negra saliendo de su boca, la cual representa las inmundicias que ingiere, las transgresiones. Se creía que las Cihuateteotl o mujeres muertas en parto acompañaban a esta deidad.

La falta es a lo moral lo que el excremento representa para lo alimenticio. Tlatlacolli remite a lo descompuesto; lo que se descompone cuando se comete una falta es el tonalli, este podía debilitarse con enfermedades o comportamiento transgresor. Al ingerir simbólicamente la suciedad moral Tlazolteotl la destruye y la regenera[5]. La concepción de lo anterior no tiene sólo una connotación negativa, son energías duales positivas/ negativas que se necesitan, coexisten.

Comedora de inmundicias

 

Regurgito, me limpio los labios,
trago tierra húmeda por mi orificio vaginal,
mezcla de teonanacatl y octli,
siento al ciempiés caminar dificultosamente
dentro de mi piel, mordisquea,
hace agujeros, quiere salir…
mi ano
sopla, se cierra…
se abre…
Deleite intestinal.

Una flatulencia deja escapar un pedazo
grande de mierda, está dura,
la sujeto con mis manos, la observo,
la huelo, granos de maíz se entrevén,
rosa flúor, ahora brilla,
verde flúor,
tengo caliente el ano,
me arde
¿serán las pepitas de chile habanero?
Chile seco, ahumado, suave, colorado.

Me llevo a la boca el mojón, ya es amarillo,
color turquesa, chalchihuitl,
engullo.

* Gracias a  Hereje por  ayudarme con la grabación del video

***

Rurru Mipanochia (1989) Cyborg desechado a la tierra por errores en su sistema operativo. Se desconoce dónde habitaba anteriormente pero se tienen sospechas que cerca de la constelación de Orión, o eso les quiere hacer creer para hacerse la interesante, etérea. Aterriza y echa raíces en la Ciudad de México bajo diversos avatares que van cambiando dependiendo la vibra y energía de la Matrix y de cómo se sienta emocionalmente. En alguna de las tantas realidades que se entre conectan entre sí, dicen que es una Artista Visual mexicana egresada de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México 2008-2012 y estudia un Máster
en Investigación y Creación en Arte en la Universidad del País Vasco UPV-EHU 2019-2020. En 2015-2016 recibe la beca Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, FONCA, en la categoría de Gráfica. En 2017 es Artista residente durante dos meses en el Centro Cultural Huarte de Arte Contemporáneo en Navarra.

Su trabajo ha sido mostrado en diversos espacios de difusión tanto grupal como individualmente; en el National Museum of Mexican Art, Chicago (2020), LACE, Los Angeles Contemporary Exhibitions, California (2020), Schwules Museum, Berlín (2019), Galería Art Space Mexico, Ciudad de México (2017, 2018, 2019, 2020), Pablo Goebel Fine Arts Gallery, Ciudad de México (2018), Foto Museo Cuatro Caminos, Ciudad de México (2018), Universidad Miguel Hernández, Valencia (2018), Galería Swinton & Grant, Madrid (2016, 2018), Galería de La Raza, San Francisco (2017), Centro Cultural de México Contemporáneo, Ciudad de México (2015), Madre Galería, Buenos Aires (2014), entre otras.

Su obra también ha sido publicada en diversos medios de difusión como Revista Yorokobu, Revista Chilango, Cultura Colectiva, Revista Terremoto, CoolHuntermx, VISIONmag China, Revista POUSTA, KALTBLUT magazine, por mencionar algunas. Así como participado en programas de radio internacionales, y dando algunas charlas en diversos espacios como la Escuela Nacional de Antropología e Historia, ENAH, México; la Universidad Carlos III en Madrid, la Universidad del País Vasco, UPV-EHU; Museo Universitario Arte Contemporáneo, entre otras. En 2019 participa con dos piezas en la Casa de Subastas MORTON, especializada en Arte Moderno.

Esta colaboración forma parte de la Re_vista 003 del Museo Experimental el Eco, corresponde a la sección Conocer el camino, editada por Guillermo Rosas Sánchez.


Comedora de abono, dadora de los mantenimientos