Por periodo vacacional de la UNAM, el museo permanecerá cerrado del 25 de marzo al 1 de abril.
Reanudamos actividades el martes 2 de abril en horario habitual.

Entrada
El Eco
22 junio, 2021

En el marco de los quince años que cumplió el Museo Experimental el Eco como museo universitario (2005 – 2020) y movidos por el deseo de reflexionar alrededor de lo que supone la labor de un espacio de producción de arte y exhibición en el contexto actual, llevamos a cabo en el primer semestre de este año el Foro virtual: El Eco XV años. Este programa público se centró en imaginar junto con otras y otros agentes del ámbito cultural el potencial de transformación de nuestro quehacer, a favor de un museo más permeable y de mejores prácticas de colaboración con la sociedad. La experimentación, noción fundacional de este proyecto, fungió como eje de una serie de conversaciones en torno al fenómeno artístico en relación con las prácticas pedagógicas, curatoriales y de gestión cultural. 

Compartimos aquí las tres conversaciones que sostuvimos a distancia entre marzo y mayo con Chus Martínez, Pablo Lafuente, Keyna Eleison y José Roca. Estos intercambios estuvieron teñidos por lo vivido en la pandemia y llenos de generosidad en el modo en que las entrevistadas y los entrevistados nos hablaron de las ideas y fuerzas que mueven su práctica, abriendo nuevos horizontes de posibilidad para hacer fértiles estas ideas en escenarios muy diversos. 

Chus Martínez habló sobre su experiencia como directora del “Institute of the Art of the FHNW Academy of Arts and Design” en Basilea, Suiza, y de la de la importancia que para ella ha cobrado el prestar atención a cuestiones estructurales para cuestionar las jerarquías dentro del sistema del arte que nosotros mismos “hemos cocinado” y que en muchos sentidos nos impiden movilizar las placas de esa construcción. Desde esta “curiosidad productiva” ha desarrollado el programa de la escuela basándose en lo que llama pedagogía de la disolución, dentro de la cual propone poner el foco en tres nociones: la naturaleza, el género y la raza. Disolver es distinto que destruir, dice, pues la disolución nos habla de algo que ha llegado al final de su vida biológica, de tal modo que la escuela se vuelve “un lugar especial de reprogramación” de estructuras que ya no funcionan. 

Por otro lado, considera que la escuela de arte es un ámbito más libre que las instituciones museísticas pues hacen posible deshacerse en gran medida de la idea de “un programa”, siendo lo programático una parte intrínseca de un museo o en un centro de arte: aquello que nos permite ponernos en relación con nuestro público, con  le da temporalidad a una institución. Pero aquí lo interesante para ella es pensar desde un espacio que no requiere de un programa en su estructura y que por lo tanto permite otras cosas. Y al ver y entender la escuela de arte como un terreno de experimentación capaz de transformar las estructuras en desuso y de imaginar nuevas, pone especial énfasis en el rol de lxs artistas:

Los artistas son los mejores embajadores -sobre todo porque son los mejores hacedores- de la posibilidad de un mundo no binario, de tener la capacidad de desvincularse de estructuras mentales, filosóficas que han servido para articular discursos y narraciones que han tenido su utilidad pero de algún modo han dejado de tenerla. Y el hecho de que han dejado de tenerla no debería ser un motivo de tristeza, sino que alejarse o disolver esos otros modos, nos da un horizonte de posibilidad y un horizonte de sentido que no hemos tenido hace siglos.

CHUS MARTÍNEZ

Keyna Eleison y Pablo Lafuente trabajan en un contexto muy distinto al de la escuela de arte, sin embargo no desligado de la noción de educación. Ambos son la dirección artística del Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro y su planteamiento de una dirección conjunta tiene que ver con forzar un diálogo y juntar perspectivas de experiencias vitales diferentes: dos curadores que “bailan juntos” con la disposición de un movimiento conjunto. Keyna y Pablo nos hablan de cómo entienden el ejercicio de negociación entre ambos y entre el equipo, el entorno inmediato y la ciudad como una parte fundamental de un esquema así. El “ejercicio radical de escucha” es central para poder hacer una serie de preguntas que piensan el museo debe hacerse a sí mismo a la luz de cuestiones de género, raza y distribución de recursos culturales en Brasil. 

Aquí la cuestión de los cambios estructurales también está presente y se enfoca en la idea de que no es suficiente cambiar las temáticas que el museo presenta mientras no se hagan cambios en las estructuras desde adentro. Considerando la historia de la fundación del museo como un museo moderno heredero de modelos como el MoMA de Nueva York y situándose en el contexto brasileño hoy, exponen muchas de sus ideas y deseos para este museo como por ejemplo el lograr que las prácticas de formación, de producción de arte y de investigación funcionen de forma conjunta y no como algo subordinado a las exposiciones. Buscan transformar el museo en una institución que se relaciones con personas y colectivos, y con procesos de construcción de territorio. 

Estamos dentro de una idea, y queremos empezar otros y nuevos problemas. 

Queremos cambiar los problemas y también queremos cambiar los errores. 

KEYNA ELEISON y PABLO LAFUENTE 

José Roca concibe a la curaduría como un campo de experimentación para proponer acciones concretas y cambios estructurales. Actualmente es director artístico de la edición 23 de la Bienal de Sydney que se llevará a cabo en 2022 y ha trabajado en numerosos proyectos de bienales, encuentros y espacios expositivos en los que ha aportado importantes elementos a través de estrategias pensadas para consolidar infraestructuras y escenas locales. Habla de cómo considera el trabajo curatorial como un encadenamiento de cosas en el sentido en que los proyectos se convierten en un campo de pruebas para modelos que se van perfeccionando a partir de estrategias que han funcionado bien en otros contextos y que aplicadas a uno nuevo despliegan nuevos potenciales. 

Al referirse al modelo bienal y a otro tipo de iniciativas centra su enfoque en pensar desde las posibilidades de distintos componentes como por ejemplo los activadores, expositivos y pedagógicos. Y a esto va sumando otras estrategias que van dirigidas a crear procesos más sostenibles y sensibles con los contextos en los que suceden, así como a jugar la carta de extender los proyectos en el tiempo y en el espacio en lugar de tener un momento de espectacularidad y concentración de energía y recursos como suelen ser las bienales. Le interesa hacer “una bienal más consciente de lo que hace, más allá del tema que la anima”, nos dice. 

El deber sí es salirse de ser sólamente el que pone el contenido y tratar de afectar la estructura.

JOSÉ ROCA