Brotan claveles las solapas

Exposición
9 septiembre, 2017
Brotan claveles las solapas
Vivian Suter
Septiembre 09 – Noviembre 19, 2017
Curaduría: Mauricio Marcín
Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.

Las pinturas de Vivian Suter (Buenos Aires, 1949) se hacen en Panajachel, un pequeño pueblo a las orillas del lago Atitlán en Guatemala, al cual llegó mientras vagaba, en su juventud, en busca de pirámides. Creadas bajo la humedad, el calor y la sonoridad de la selva, sus obras contrastan recio con los recintos museísticos que las reciben y acogen. El resultado del acomodo en esos espacios, blancos y neutros o emocionales, enfatiza la humanidad de la arquitectura, es decir, el artificio de las construcciones. Sus telas buscan la exención de toda crítica, se rehúsan a ser explicadas por medio de otros signos que no sean los contenidos en ellas mismas. Y la artista rechaza también este ejercicio. Muchas veces, a preguntas puntuales y concretas sobre su obra se encuentra como respuesta un elocuente silencio, un silencio deliberado, revelador, hermoso.

Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.
Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Guillermo Rosas Sánchez.

Si bien la crítica pretende juzgar y explicar alguna creación, en el caso de Suter conviene más una evocación poética que despliegue su potencia: quizás en vez de explicar un gran fuego convenga encender una sofocante hoguera: intoxicación y purga a la vez. O convendría, en todo caso, describir las condiciones en las que Vivian Suter pinta, a modo de estampa o de imagen en movimiento. Imaginemos arquetípicamente al alba despuntando, mientras sus perros ladran con síndrome de gallos. Vivian sorbe su taza de café y aguza la vista. Deja sus habitaciones para cruzar un breve patio y se encamina a su estudio por un sendero que cruza los antiguos cafetales. Lleva cargando una pequeña cubeta con la preparación de la cola de pescado que utiliza recurrentemente para trabajar las telas. La cola de pescado apesta, hiede a muerte, aunque, ya se sabe, todo es acostumbrarse. Sobre el sendero que conduce de su casa a su estudio aparece una puerta inútil construida con palos de madera. Podría rodearse la puerta por cualquiera de los costados, pues la vastedad del espacio permitiría fácilmente ladearla y continuar el camino, pero para Vivian abrirla y cruzarla constituye el inicio real de la actividad pictórica: al traspasar este umbral comienza la alquimia.

Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.
Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.

Sus perros la adelantan. Vivian tiene una tela sin imprimar extendida en un bastidor. El piso del estudio está repleto de decenas de botes con pintura y hojarasca. Hace calor. Bonzo, su perro, se echa en el piso y la observa pintar. Vivian trabaja siempre en silencio, o mejor, nunca la acompaña otra música que la de las hojas de los árboles que el viento mece. La cadencia de su cuerpo es inefable y sus obras transmiten el sosiego con el que labora. Otras veces Vivian pinta afuera de su estudio, al aire libre, y muchas otras, abandona los lienzos en el exterior para permitir que la acción de los elementos incida en ellos y los afecte.

Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.
Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.

En el colmo del gusto por la decadencia, Vivian entierra las telas pintadas o las cubre de ramas y fango, para desenterrarlas posteriormente y regocijarse con la faena ajena. La extrañeza y singularidad de su obra, creada desde el ignoto trópico, contribuye a una desatinada exotización, aunque contradictoriamente es bien cierto que de sus pinturas —como en el poema de Reyes— brotan claveles las solapas y la escoba abandonada cría raíces por el mango y flores por las barbas. Parece que las pinturas de Suter son iteraciones al infinito de una misma pintura, una suerte de matriz destinada a gravitar en torno a variaciones sobre un mismo tema. Si bien cada una ofrece cierta novedad parcial, sorprende la constancia para generar combinaciones y deformaciones de experiencias previas: dentro de la variabilidad la invariancia.

Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.
Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.

Vivian pinta para su propia ataraxia y si algo pervive de deseo en sus obras es que sirvan para promover en quien las mira un placer equivalente, algo semejante a la serenidad de las flores y de la rabiosa furia de la que gozan los huracanes.

Mauricio Marcin

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Vivian Suter, Panajachel, Guatemala, 2017. Fotografía: Mauricio Marcin.

Vivian Suter (1949, Buenos Aires, Argentina) Vive y trabaja en Panajachel, Guatemala.
Ha pintado en Basel, Viena, Africa, Berna, Roma y Panajachel.

Viajando por Norte y Centroamérica en 1982, Vivian Suter llegó a Panajachel – un pueblo a orillas del lago Atitlán – y permaneció allí, formando su hogar sobre un terreno en una antigua plantación de café. Desde el inicio de los años 80, la mayoría de su trabajo artístico ha sido creado desde este escenario, y muchas de sus obras se han vuelto parte de él.

Las gravileas, junto con los aguacatales y los árboles de mango, que fueron originalmente plantados para proteger los cafetales, proveen al área de sombra durante todo el año. Un empinado camino, en el que se mezclan las gradas con la vereda de la montaña, lleva al estudio de Vivian Suter, desde el cual se puede observar por encima de las puntas de los árboles, el pueblo de Panajachel con su lago y sus volcanes.
El arte que aquí nace trata del viento, los volcanes y la vastedad y claridad de este paisaje tropical. Bajo la sombra de la plantación de café, se encuentra un segundo estudio. La vista entre los gabletes alcanza únicamente las hojas de las densas plantas de banano que crecen frente a la casa. Aquí es donde son creadas las obras de primer plano: el recurrente motivo de la fruta prohibida, la mirada sobre uno mismo fija en el interior.

Las imágenes de Vivian Suter y las obras fotográficas y bosquejos que crea junto con ellas son representaciones, comentarios e interpretaciones de sus alrededores, tanto externos como internos. Asimismo son apropiaciones, hacen suyo este entorno y de igual manera, son apropiados por sus alrededores.
En la cambiante vida de Vivian Suter ha habido una constante: su arte. Sin importar dónde esté, habrá siempre un lugar donde ella cree nuevas obras y se rodeé de piezas realizadas hasta ahora.

Brotan claveles las solapas, Museo Experimental el Eco, 2017. Fotografía: Rodrigo Valero Puertas.

Brotan claveles las solapas